Trastorno
de ansiedad generalizada
EL CASO DE MARINA: “ ¡Podría
pasar cualquier cosa!.
”Marina, de 52 años, es ama de casa y madre de cinco hijos ya adultos. La relación con su marido ha perdido mucho con los años pero se resiste a iniciar la separación. Marina se ha preocupado en exceso por muchos motivos: sus hijos, su madre, sus nietos... Algunas frases típicas suyas son: “¿Ha llegado Joaquín?”; “¿Están bien los críos?”; “Llevad cuidado con el coche”; “No salgáis hasta muy tarde, que nunca se sabe qué puede pasar en la noche”. El menor de sus hijos tiene ya 20 años y se ha acostumbrado a las continuas advertencias y sugerencias para prevenir males posibles. También se ha acostumbrado a llamarla por teléfono en mitad de la noche cuando sale con los amigos para informarle de que no pasa nada, que todo va bien. Marina reconoce que le resulta difícil dejar de preocuparse tanto por todos y por todo. Le resulta muy difícil concentrarse en otra cosa que no sean los peligros que acechan a los suyos, confundiendo con frecuencia el hecho de que un peligro sea posible con el hecho de que sea probable. Tiene dificultades para dormir y mucha tensión muscular acumulada. Se resistía a reconocer que lo suyo era un problema de ansiedad “porque los peligros son reales”.
”Marina, de 52 años, es ama de casa y madre de cinco hijos ya adultos. La relación con su marido ha perdido mucho con los años pero se resiste a iniciar la separación. Marina se ha preocupado en exceso por muchos motivos: sus hijos, su madre, sus nietos... Algunas frases típicas suyas son: “¿Ha llegado Joaquín?”; “¿Están bien los críos?”; “Llevad cuidado con el coche”; “No salgáis hasta muy tarde, que nunca se sabe qué puede pasar en la noche”. El menor de sus hijos tiene ya 20 años y se ha acostumbrado a las continuas advertencias y sugerencias para prevenir males posibles. También se ha acostumbrado a llamarla por teléfono en mitad de la noche cuando sale con los amigos para informarle de que no pasa nada, que todo va bien. Marina reconoce que le resulta difícil dejar de preocuparse tanto por todos y por todo. Le resulta muy difícil concentrarse en otra cosa que no sean los peligros que acechan a los suyos, confundiendo con frecuencia el hecho de que un peligro sea posible con el hecho de que sea probable. Tiene dificultades para dormir y mucha tensión muscular acumulada. Se resistía a reconocer que lo suyo era un problema de ansiedad “porque los peligros son reales”.
EL TRASTORNO
La ansiedad generalizada, o ansiedad
flotante, es aquélla que no está focalizada en ninguna situación de las que
hemos visto en los trastornos anteriores. En el trastorno de pánico se temen
las crisis de ansiedad o los lugares donde es más fácil tenerlas, si se da con
agorafobia. En la fobia social se temen las situaciones sociales y la crítica
negativa de los demás. En las fobias específicas se temen situaciones concretas
como los ascensores, las tormentas o los animales, por ejemplo. En el trastorno
obsesivo-compulsivo se teme la contaminación, cometer errores o blasfemar, por
citar algunas obsesiones. En el trastorno de estrés postraumático se temen los
recuerdos del acontecimiento traumático.
En el trastorno de ansiedad generalizada
no se teme nada en particular pero se teme todo al mismo tiempo. La persona que
sufre este trastorno de ansiedad tiene una gran facilidad para preocuparse por
muchas cosas y mucha dificultad para controlar las preocupaciones. No se limita
la ansiedad a una o varias situaciones con cierta similitud entre sí, como
ocurre en el resto de trastornos de ansiedad. Es como si siempre hubiera algo
de lo que preocuparse: pequeños problemas en los estudios, el trabajo, o la
relación de pareja, tener un accidente al salir de casa... En cualquier momento
algo puede ir mal o puede pasar algo o no se está haciendo lo suficiente para
asegurar la economía familiar (que, por otro lado, tampoco tiene ningún
problema especial). Y además resulta imposible dejar de preocuparse por las
pequeñas cosas de la vida.
Esta ansiedad constante se manifiesta,
lógicamente, en síntomas como: dificultad para concentrarse, inquietud, fatiga,
irritabilidad, tensión muscular o problemas para dormir.
LA CLAVE DEL TRASTORNO
Las personas con ansiedad generalizada
parecen poseer un radar muy sensible para detectar los problemas que pueden
aparecer en cualquier momento. Es como si les costase adaptarse a la vida
cotidiana, a sus cambios y a sus amenazas —continuas, pero poco probables—. Es
cierto que existen los accidentes, las violaciones, las catástrofes económicas
y el paro, pero eso no significa que debamos permanecer siempre en casa y no
salir nunca por la noche a cenar o al cine.
La solución que adopta la persona con
este trastorno es la preocupación intensiva. De hecho, esto le funciona en
cierta medida debido a que la preocupación excesiva provoca un funcionamiento
intensivo del hemisferio cerebral izquierdo (que soporta el pensa46 miento
lógico y racional), y una cierta inhibición del hemisferio derecho, que se
encarga de la formación de imágenes y que tiene más poder para causar
alteración emocional. Es como si preocupándonos en exceso evitásemos en cierta
medida imaginarnos las consecuencias de los temores básicos que vienen a
nuestra mente. Pero esta solución sólo funciona en parte porque la preocupación
intensiva genera síntomas físicos de ansiedad como tensión muscular,
irritabilidad o problemas con el sueño. Y lo que es aún más importante: bajar
el ritmo de preocupación nos permite imaginar mejor lo que tememos (las
consecuencias del paro, la evolución de esos pequeños problemas del niño hasta
que se hace drogadicto o delincuente, etc.).
El problema real al que se enfrenta una
persona con ansiedad generalizada es distinguir lo que es posible de
lo que es probable.
En realidad, todo es
posible. Podemos perder el trabajo, suspender un examen que llevamos bien
estudiado, salir a la calle y ser atropellados en la puerta de casa... Todo es
posible. Pero, ¿es probable?
Ésa es la cuestión. No todo es
probable. Muchas personas salen a la calle todos los días y muy pocas son
atropelladas. Y no digamos el número de los que son atropellados ¡en la puerta
del propio domicilio! Generalmente, los exámenes los aprueban los alumnos que
los llevan mejor preparados y los suspenden los que no los llevan lo
suficientemente bien preparados. Es cierto que algunos alumnos se ponen
nerviosos y no pueden demostrar su conocimiento, pero muy pocos suspenden
cuando deberían haber sacado la máxima nota. También podemos perder el trabajo
e ir al paro pero, analizado en frío, ¿es eso realmente probable?
Aquí puede que sea más difícil dar una respuesta; depende de la estabilidad
laboral que nos otorgue nuestro contrato, de las condiciones laborales de
nuestro sector, de la situación económica actual, etc.
Otros trastornos
de ansiedad
Algunas enfermedades médicas como el hipertiroidismo
—una alteración de la glándula tiroidea— o la enfermedad de Parkinson, pueden
producir síntomas parecidos a los trastornos de ansiedad descritos. En unos
casos la enfermedad médica será la causa única de esos síntomas y en otros el
trastorno de ansiedad se presentará simultáneamente con la enfermedad médica.
Los síntomas de ansiedad también pueden
aparecer en otros trastornos psicológicos como la tartamudez, la anorexia y
bulimia, el trastorno dismórfico corporal, la hipocondría, el trastorno
esquizotípico de la personalidad, un trastorno generalizado del desarrollo o un
trastorno psicótico.
Por otro lado, el consumo de determinadas
drogas, medicamentos o sustancias como la cafeína, puede provocar trastornos de
ansiedad similares a los que hemos revisado en este capítulo. Estas sustancias
pueden ser la causa única de los síntomas de ansiedad; en tal caso, la ansiedad
desaparece cuando nuestro cuerpo elimina (metaboliza) los restos de esa
sustancia. Pero estas sustancias también pueden desencadenar un trastorno de
ansiedad que se mantenga incluso cuando ya no hay restos de la sustancia en
nuestro organismo. Esto ocurre con cierta frecuencia en el trastorno de pánico;
a partir del consumo de cafeína en dosis altas llegan a producirse de forma inesperada
los primeros síntomas de una crisis de ansiedad. A partir de ahí pueden ocurrir
nuevas crisis sin consumo de cafeína previo, estableciéndose un auténtico
trastorno de pánico.
Trastornos
adaptativos
A veces los síntomas de ansiedad se
producen como consecuencia de agentes estresantes tales como un despido
laboral, la ruptura de una relación sentimental o problemas familiares de
reciente aparición. En este caso los síntomas de ansiedad dan lugar a lo que
denominamos trastorno
adaptativo con ansiedad. Para realizar ese diagnóstico es necesario que la
ansiedad constituya una fuente de malestar importante sin que se alcance la
intensidad para convertirse en un trastorno de ansiedad de los descritos
anteriormente. Cuando además de síntomas de ansiedad también se dan síntomas
depresivos, como la tristeza o la apatía acusada ante las actividades que antes
resultaban placenteras, entonces hablamos de trastorno
adaptativo mixto con ansiedad y estado de ánimo depresivo.
psicoactiva
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