¿Es muy frecuente que las emociones nos desborden?
La respuesta es afirmativa y para poder comprender el
porqué, necesitamos conocer donde se desarrollo nuestro cerebro.
El cerebro que tenemos hoy en día, terminó de formarse evolutivamente hace
unos 160 mil años, en la sabana africana. Donde para nuestra supervivencia, era
más importante reaccionar ante un estimulo de una forma rápida y agresiva, dado
que reaccionar amigablemente o sentarnos a reflexionar nos convertía en una
presa fácil para nuestros depredadores.
Lo que sucedió, es que en muy poco tiempo convertimos la sabana africana en
grandes ciudades y para nuestro cerebro la adaptación es difícil dado que sigue
siendo el mismo de aquellas épocas; debemos tener en cuenta que los tiempos
evolutivos son muy largos. Por ejemplo los primero primates aparecieron hace
unos 35 millones de años y los mismos vivían exclusivamente en los arboles, el
proceso de bipedestación para que puedan caminar erguidos y vivir en las
planicies llevo unos 30 millones de años.
Hoy en día, gracias a los estudios por imágenes como la resonancia magnética
funcional, podemos descubrir las áreas de nuestro cerebro que se activan ante
un estimulo determinado:
Sistema instintivo/emocional (destacando a las siguientes estructuras:
hipotálamo, amígdala, núcleo accumbens) que nos permite reaccionar inconscientemente
o por instinto en aproximadamente tan solo 125 milisegundos.
Lo que convirtió a este sistema en el primero en reaccionar ante un
estimulo, fue que evolutivamente apareció primero y que además consume muy poca
cantidad de energía para funcionar y nuestro cerebro siempre va a priorizar el
bajo consumo energético teniendo en cuenta que en la sabana africana las
hambrunas o falta de agua eran una constante. El problema de este sistema, es
que tiene la función de asegurar nuestra supervivencia, con lo cual, si
teniamos hambre, sed o nos sentíamos en peligro, era mucho más útil en el corto
plazo ponerme agresivo y estar preparado para la lucha.
Recién alrededor de 375 milisegundos más tarde, se activa el área que nos
hace realmente humanos: los lóbulos prefrontales.
Con lo cual, durante ese periodo, todas nuestras reacciones son totalmente
inconscientes.
Recién a partir de la activación de los lóbulos prefrontales (de gran
consumo energético), nuestro cerebro puede vetar, modificar o permitir que
sigan adelante nuestras reacciones, aunque debemos tener muy en cuenta que el
freno que pueden otorgar nuestros lóbulos prefrontales, depende en gran medida
de su correcta maduración (donde es vital una buena alimentación, espacios de
cariño, educación en valores), o activación (que puede verse afectada por
estrés, fatiga, deficiente alimentación, desconocimiento, trastornos
cognitivos).
Con esta información podríamos preguntarnos o reflexionar sobre si el mundo
actual esta manejado por nuestra racionalidad, o esta se ve invadida por el
sistema instintivo/emocional, y su visión cortoplacista.
Este conocimiento nos ayuda a comprender porque el mundo de hoy puede ser
tan irracional, con gente que muere de hambre, cuando generamos alimentos para
11 mil millones de personas, o existen grandes crisis económicas cuando se
gasta 1,7 billones de dólares en armas al año.
Con lo cual para cambiar esta realidad, debemos ajustar algunos detalles de
nuestro cerebro, pero debemos saber que la biología no puede ser cambiada, no
podemos modificar la estructura del cerebro, pero si podemos conocer que
necesita para poder desarrollarse en su plenitud: una buena alimentación,
afecto, conocerlo, educación en valores.
Sin dudas, si queremos mejorar este mundo, nuestro cerebro y el cerebro de
las futuras generaciones deben ser considerados un patrimonio de la humanidad,
a fin de que seamos capaces de crear un mundo donde el altruismo y la visión a
largo plazo sea parte de la agenda diaria de todos.
Revisado por Miriam Alberganti
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