Todas las personas tenemos unas necesidades emocionales particulares y a la vez compartidas, no solamente como individuos sino también por el hecho de pertenecer a un sexo en concreto. Cuando las personas tenemos una necesidad emocional tendemos a pensar que las otras personas tienen la misma y con la mejor de las intenciones intentamos cubrir las necesidades ajenas en función de las propias. Esta situación se evidencia notablemente en la relación de pareja y es por este motivo por el que tanto los hombres como las mujeres aportamos a la relación aquello que necesitamos o querríamos que el otro aportara.
Las personas nos configuran en un entramado complejo y rico de necesidades emocionales y aun así podríamos sintetizar todas estas necesidades en una sola: la necesidad de AMOR. Tanto los hombres como las mujeres tenemos un abanico de
necesidades que podríamos resumir en estas categorías:
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